En la casa de una familia, parafraseando a Chesterton, hay tres puertas: una es la recepción, a través de la cual entran los residentes, amigos e invitados; otra es la puerta de servicio, por donde entra lo que se después se ofrece, llenando la casa del aroma de cariño y abundancia que nutre y limpia a todos, transformándose en cuidado y donación; y un tercero, donde entra el misterio. Esta puerta es el camino secreto, por así decirlo, que conecta el cielo y la tierra.

 

¡Qué aventura misteriosa puede habitar las paredes de nuestra casa! Una ventana, una terraza desde la cual podemos ver las estrellas, un cuadro con la imagen del horizonte, una estufa de leña con el fuego encendido, o la imagen sagrada del oratorio donde rezamos, envían nuestras mente más allá. Pero esta tercera puerta en general ha sido poco utilizada. De hecho, es la entrada más importante de nuestro hogar. Porque para que una casa sea verdaderamente nuestro hogar querido, necesita esa entrada, que es el punto de vista del universo.

 

Durante la pandemia de coronavirus, la mayoría de las familias viven intensamente las 24 horas del día en sus hogares, como probablemente nunca antes hayan vivido. Para algunos, será un momento misterioso pero hermoso. Para otros, será insoportable o inútil. Con estos breves textos, queremos ofrecer una mano amiga, inspirada en el camino trazado por el gran escritor inglés G.K. Chesterton, para conocernos y fascinarnos más por cada rincón de la casa donde vivimos.